Si obviamos que apoyando al beato dieciochesco abundaban los fachas de postal, con sus foros de familiabien y sus rojigualdas bien repletitas de corazones y pollos, bien podríamos decir que el sarao que montaron los católicos tuvo su gracia y hasta su recompensa en forma de colección fotográfica monjil.
Una pena que en vez de 20.000 solo fueran 11.998 los fieles que se concentraron (en orden y beatitud) en la Acera de Recoletos, puede que incluso bastantes menos, aún a pesar de cerrar sus templos, llenar la ciudad de carteles y de recibir un misterioso apoyo institucional.
Nuestra llegada fue justo después de repartir las hostias. No pasa nada, la intención era evangelizarlos, pero pinchamos hueso. Nuestros mensajes subliminales no tuvieron mucha acogida, algo mejor las estampitas pero a toro (o mejor dicho santo) pasado. Por allí vimos a muchos chalequeros, vigilantes, que no paraban de ofrecerte increíbles recreaciones del rostro del beato, muy aseado y con raya a un lado.


En el regreso vimos una compleja conga circular. A estas alturas de la ceremonia ya habíamos sido demsiado 'iluminados' y contagiados de beatitud. Sorteamos el círculo, vimos al profeta y comprendimos en ese instante que nos encontrábamos en una misión de Dios...
Tremendo, tremendo. Solo faltó sacar a Rouco Alicates en hombros por Filipinos
ResponderEliminarVaya baño de multitudes, con pollo incluido...
ResponderEliminarDesde luego...