En la capital del turismo, la verticalidad y el transfuguismo siempre ha sido muy complicado encontrar elementos de cultura. Menos mal que desde hace unos años se van dando pequeños pasos, bien con la creación de bibliotecas, bien con el fomento de la artesanía local.
En las vísperas de este festival, y preparándonos para la inminente invasión de gafapastas, decidimos alejarnos del bullicio benidormense y pasamos un par de días por La Cala de Finestrat y en La Playa del Albir.
Tranquilidad y cineforum de playa
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