

Pero el pueblo estaba muy activo por lo que hicimos caso al tunante del mercadillo y nos fuimos a buscar al burro Prudencio.


Por todo el mercado se adivinaban charlatanes y mercachifles. Alguno hasta nos la coló con unas gominolas caseras.
Las cuales todavía más de uno sigue buscando.
Por allí había mucho revuelo. Estaban preparando un mejunje dentro de una marmita sagrada el cual decían que era reparador.
Hasta los templarios lo vigilaban.


Luego de tan reparador caldo, donde algún valiente hasta quiso repetir, nos dispusimos a ver la tradicional "Quema de la madre".


Al final algo de teatreros. Muy malos y sosos, con lo que tomando unas bebidas dimos terminada nuestra singular visita.

Y eso es. Que miedo nos da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario